Romerías a Roncesvalles
Santa María la Real de Roncesvalles, reina del Pirineo, es venerada por numerosas localidades. Valles, pueblos y parroquias acuden en diversas romerías a Roncesvalles cada primavera hasta su legendaria sede para rendirle un sentido homenaje.
Roncesvalles no es únicamente el más privilegiado alto en el primer camino de Europa. Desde hace siglos se ha convertido también en uno de los centros de convocatoria religiosa más concurridos de Navarra.
Los romeros de los valles de Aezkoa, Arce y Erro, las localidades de Valcarlos, Espinal y Burguete y las parroquias de Aoiz y de San José de la Chantrea de Pamplona forman parte del paisaje durante los meses de mayo y junio.
La del valle de Arce destaca por venir realizándose desde el siglo XVI y la del valle de Aezkoa por ser la más vistosa y colorista. Los trajes tradicionales del valle se mezclan con las oscuras túnicas de los cruceros entunicados y los velos negros de las penitentes descalzas.
Todos desfilan con sigilo hasta el altar de la Virgen, en la Real Colegiata de Santa María. Una escena bucólica e impregnada de sentimiento.
Independientemente del fervor jacobeo, a lo largo de los siglos se ha desarrollado en torno a la Virgen de Roncesvalles una fuerte tradición devocional, plasmada en numerosas romerías. La máxima demostración de esta influencia fue la coronación canónica de la imagen en 1960, al igual que había ocurrido antes con otras patronas marianas, como Santa María de Pamplona, la Virgen del Puy de Estella o la de Ujué.
Calendario de romerías a Roncesvalles
La Virgen de Roncesvalles se celebra el 8 de septiembre, fecha en la que se conmemora la Natividad de María. Sin embargo, la mayor parte de los pueblos y valles de los alrededores acuden en romería a los pies de la Virgen del Pirineo en primavera.
En los meses de mayo y junio son numerosos los valles y parroquias que acuden a rendir homenaje a la Virgen de Roncesvalles. El ciclo se cierra en septiembre, con la visita de la Baja Navarra, y configura el siguiente calendario romero:
1 de mayo | Valle de Aezkoa (mañana) Parroquia de San José de la Chantrea de Pamplona (tarde) |
Primer domingo de mayo | Luzaide-Valcarlos |
Segundo domingo de mayo | Valle de Arce y Oroz-Betelu (conjunta) |
Tercer domingo de mayo | Valle de Erro |
Cuarto domingo de mayo | Aurizberri-Espinal |
Quinto domingo de mayo/primero de junio | Burguete |
Junio (días móviles) | Parroquia de Aoiz |
Miércoles anterior al 8 de septiembre | Baja Navarra |
Romería del valle de Aezkoa
De todas las romerías a Roncesvalles, la más vistosa y colorista es, sin duda, la del valle de Aezkoa. Presidida por las cruces parroquiales, en la procesión desfilan los alcaldes, los jóvenes y los niños del valle ataviados con los variados trajes regionales.
Los entunicados, máximos representantes del fervor y el sacrificio espiritual, caminan en dos filas, con la cabeza cubierta y sus cruces a la espalda -alzadas por encima de sus cabezas-. Tras ellos, marchan también las penitentas descalzas, cubiertas con un velo y portando un crucifijo y un rosario.
Además de devoción, las visitas a la Virgen constituyen también una gran fiesta popular que se desarrolla en las campas y en las arboledas que rodean la Colegiata.
Romería del valle de Arce y Oroz-Betelu
La romería del Valle de Arce —que se realiza de forma conjunta con la de Oroz-Betelu— es, por otra parte, la más constante de las romerías a Roncesvalles a lo largo de la historia. Se conoce su existencia desde el siglo XVI, aunque debía de celebrarse incluso con anterioridad.
Los romeros parten de dos puntos: de Oroz-Betelu a las seis de la mañana y de Arrieta a las siete. En la primera marchan los romeros de Azparren, Olaldea, Gorraiz y Artozqui, mientras que los de Lusarreta, Saragüeta, Urdíroz, Úriz, Muniáin, Arrieta, Villanueva, Imizcoz, Espoz y Lacabe van en la segunda.
Ambas llegan al cruce de carreteras y cada pueblo marcha entonando sus cánticos tradicionales y su propio rosario. Las cruces parroquiales cierran la marcha, precediendo al respectivo alcalde, que sostiene la vara de mando. Los romeros caminan en dos filas, con la cruz apoyada a sus espaldas y agarrándola por el madero corto, con los brazos levantados.
Cuando se avista la Colegiata y termina el rosario, cada parroquia canta sus letanías. El «ora pro nobis» es un grito repetido durante siglos en el mismo sitio, que representa clamores de perdón, alegría, alabanza y piropos a la Madre. Los romeros son recibidos por el Cabildo colegial, con el Prior al frente, y entran todos a la iglesia para celebrar la misa multitudinaria, confesarse y ofrecer los presentes a la Virgen.
Tras la misa llega la «mesa», con el tradicional «caldico» en el albergue de los peregrinos. Los pueblos comen por grupos «perretxikos» (un tipo de setas), truchas, cordero y cuajada. Son comidas llenas de alegría y ganas de diversión, donde los vecinos de la zona muestran su solidaridad y cohesión.
Después de comer, al atardecer, tienen lugar las salves del Valle de Arce y de Oroz-Betelu, que ponen el broche final a las celebraciones del día. Tras la fiesta, los romeros regresan a sus casas con las ilusiones marianas renovadas.
Un poco de historia
Del mismo modo que Santa María de Ujué es considerada como la «patrona» de las tierras meridionales de Navarra, Santa María de Roncesvalles es, sin duda, la Reina del Pirineo navarro. Su cofradía, refundada en 1985, es la más numerosa de la Comunidad foral con más de tres mil miembros, y el número y arco de influencia de sus romerías así lo atestiguan.
Se sospecha que el origen de las romerías a Roncesvalles es medieval, ya que en 1266 el rey Teobaldo II (hijo de Teobaldo el poeta) animó a reanudar estas romerías que se habían visto interrumpidas por un asesinato acontecido en el día señalado. En esas épocas abundaban los bandidos que asaltaban a los cofrades para robarles las joyas y alhajas o cobrarles un peaje de paso.
Tras la guerra, en 1798 el valle de Aezkoa decidió suprimir la suya. El el 29 de Mayo de 1899 el sacerdote de Abaurrea Baja Venancio Barber oficia su primera misa oficial y el valle entero aprovecha para acudir a Roncesvalles para escuchar el sermón. En 1939, el jueves siguiente a Pentecostés, vuelven a acudir en masa los aezkoanos con cientos de penitentes portando cruces, mujeres enlutadas descalzas…
En los años 60 se cambia la fecha y pasa a realizarse el día 1 de mayo. En las últimas décadas del s. XX es la más vistosa y colorida de todas las romerías que se realizan.