Santuario de San Miguel de Aralar
Tal como se presenta en la actualidad, el santuario de San Miguel de Aralar ofrece una impresión de severa grandiosidad, de acuerdo con el singular paisaje en que está enclavado.
San Miguel in Excelsis es un Santuario con más de mil años de historia, levantado en la sierra de Aralar, junto a la cima del monte Artxueta, desde el que se puede disfrutar de una impresionante panorámica.
En su interior te espera un retablo románico, obra cumbre de la esmaltería europea.
El lugar te hablará de la leyenda del dragón y Teodosio de Goñi, del pasado carolingio, de los remotos tiempos de dólmenes que hoy surgen diseminados entre campas y preciosos bosques de hayas.
San Miguel in Excelsis es un austero templo de tres naves, divididas en cuatro tramos, que se levanta en la sierra de Aralar.
Está emplazado en un lugar estratégico, en la cima del monte Artxueta, al que se accede por carretera desde Lekunberri, y desde el que se disfruta de una panorámica espectacular que abarca el corredor de Arakil o Barranca, San Donato y las sierras de Urbasa y Andía.
Existe también una pista que parte de Uharte-Arakil, al sur de la sierra.
El actual templo fue construido en la primera mitad del siglo XII como ampliación de un edificio románico de principios del siglo XI.
El edificio es austero, sobrio, con escasa decoración. La capilla se construyó entre 1170 y 1180, de donde datan algunos retoques ornamentales de las puertas y del ábside de la Epístola.
Visto desde oriente, destaca de inmediato el triple ábside con el atrio-refugio adosado al sur y la restaurada cúpula coronando el conjunto. Si, atravesando el largo pasadizo, llegamos hasta los pies de la iglesia, veremos una sobria portada formada por cuatro arcos de arista viva sobre imposta y pies derechos.
Por aquí se pasa a un nártex o pórtico cerrado, cubierto con bóveda de cañón algo apuntado, de la misma anchura que el templo, con el que comunica por tres portadas, sencillas las laterales y más decorada la central.
A partir de aquí empieza propiamente la iglesia: tres naves sin crucero, divididas en cuatro tramos y cada una terminada en ábside: el central es más profundo, semicircular al interior y poligonal al exterior; los laterales son semicirculares también al exterior.
Los pilares son de planta cruciforme, excepto uno que la tiene circular. No hay capiteles, sino que de una simple imposta arrancan las bóvedas de medio cañón y, en los ábsides, de cuarto de esfera.
Carece de toda ornamentación escultórica que pueda distraer la contemplación de la piedra lisa en su función arquitectónica.
Delante de la capilla mayor se ha construido una cúpula, pasando a la planta octogonal por medio de trompas. De sus cuatro óculos llega la luz, como también de sendas saeteras de los ábsides laterales y tres ventanas sencillas del central.
En el centro del segundo tramo occidental se alza una curiosa capilla, apoyada en los cuatro pilares pero exenta y cerrada como si estuviera al aire libre.
Se cubre al interior con bóveda de semicañón apuntado y tiene dos puertas románicas al norte y al poniente.
Preside la capilla mayor el famosos retablo esmaltado, joya de la orfebrería románica española, realizado probablemente para este santuario en tiempo de García Ramírez (1134-1150).
En el santuario se guarda la venerada efigie del Ángel que sostiene en alto la reliquia del Lignum Crucis y que según la tradición fue dejada por el Ángel tal como se comenta en la leyenda.
Arte en San Miguel de Aralar
El Santuario es conocido en medio mundo por el Retablo de Aralar, una obra de arte de 2 metros de longitud por 1,14 de altura que preside el presbiterio del templo.
Esta obra maestra del arte románico es un frontal de esmaltes y cristal de roca de principios del siglo XII.
El Retablo fue robado por el famoso ladrón de obras de arte Eric «El Belga» en 1979. Entre los años 1981 y 1985 se recuperaron 16 de los 18 medallones robados y 191 piedras preciosas de las 286 sustraídas, y tras su restauración, volvió al Santuario en 1991.
También en el interior del Santuario se puede contemplar la imagen de San Miguel, un relicario del siglo XVIII, de plata sobredorada, que representa al arcángel, con las alas desplegadas y los brazos en alto sosteniendo la cruz sobre su cabeza, donde se guarda una antigua talla de madera, la reliquia que, según la tradición, fue dejada por el propio ángel en este lugar.
La imagen recorre decenas de localidades navarras todas las primaveras y es recibida por los vecinos y autoridades locales.
¿Sabías qué…?
Junto al aparcamiento se encuentra una mesa explicativa de las espectaculares vistas que se observan desde el Santuario y por las que ha sido incluido como uno de los 35 recursos de la Ruta de los Paisajes de Navarra. Agua y Miradores.
Leyenda de San Miguel de Aralar
San Miguel es uno de los centros de espiritualidad más conocidos de Navarra y lugar de leyendas como la de Teodosio de Goñi.
En Navarra, antes de existir los reyes de Navarra, vivía en el siglo VIII en el valle de Goñi, un caballero llamado Teodosio, Buruzagia de la comarca, casado con Dña. Constanza de Butrón, seór de la comarca. Poco después de casarse, Teodosio tiene que abandonar su casa para dirigir la lucha contra los árabes.
Dña. Constanza quedó sola en su palacio con los padres de Teodosio, a los que tuvo la deferencia de hacerles dormir en la habitación señorial, pasando ella a otra más pequeña. Cuando Teodosio volvía de la guerra victorioso a su castillo, se le apareció el diablo disfrazado de Basajaun («El Señor de los Bosques») que le hizo creer que su mujer le engañaba con un criado.
Teodosio, fuera de sí, se lanza a galope hacia su casa. Al amanecer penetra en su palacio y se dirige decidido y enfurecido a su habitación matrimonial con la daga desenvainada. Entra en la alcoba y apuñala retiradamente a las dos personas que dormían en su lecho convencido de que eran su esposa y el amante de ésta.
Creyendo haber vengado el agravio, sale de casa y sobrecogido se encuentra con su esposa que salía de misa, aterrado, conoce que quienes dormían en su cama y a quienes había asesinado eran sus padres. Atemorizado por el crimen, va a Pamplona a pedir perdón al Sr. Obispo quien, horrorizado, le envía a Roma para que sea le propio Papa quien le absuelva de su pecado.
Teodosio, arrepentido, va de peregrino a Roma y el Papa le absuelve, poniéndole como penitencia el arrastrar unas gruesas cadenas hasta que por un milagro divino se le desprendieran. Esto sería el signo inequívoco del perdón divino.
Teodosio, estando retirado en Aralar, un día vio salir de una sima un gran dragón que amenazaba devorarlo, Teodosio, indefenso, cayo de rodillas e imploró la protección de S. Miguel, exclamando ¡San Miguel me valga!. En aquel momento, entre gran estrépito, apareció el Arcángel, quien mostrando la cruz sobre su cabeza venció y mató al dragón al grito de ¡Quién como Dios! ¡Nor Jaungoikoa bezala!
En aquel mismo momento, Teodosio quedó libre de las cadenas, perdonado por Dios, que le dio una reliquia.
Ya libre volvió a su casa de Goñi donde le esperaba su esposa. Y ambos, agradecidos a Dios, erigieron un santuario al Arcángel en lo alto de Aralar, al que llamaron San Miguel in Excelsis, en el que se guardan las cadenas y se venera la reliquia de San Miguel.
Horarios, precios y visitas guiadas
- Precios: Entrada gratuita.
- Visita guiada:
Descripción: todos los días directamente en el santuario o concertando cita previamente (948 373 013 – 626 030 234).
Precio visita: Grupos 1€.
El santuario de San Miguel de Aralar forma parte de la Ruta de Monasterios en Navarra
Horarios, fechas y precios orientativos. Se aconseja confirmar con la entidad responsable.
Fuente de los datos: Gobierno de Navarra