Retablo de San Miguel de Aralar
El Retablo de San Miguel de Aralar es una pieza excepcional de la imaginería medieval europea declarada Bien de Interés Cultural.
Realizado, al parecer, en tiempos del rey Sancho VI el Sabio, a finales del siglo XII, y atribuido a un taller francés de Limoges, este retablo románico se exhibe tras un cristal en el altar mayor de la iglesia del Santuario de San Miguel de Aralar.
Se trata de un conjunto de cobre dorado y esmaltado, formado por 37 esmaltes (placas y medallones, con adorno de pedrería semi-preciosa) que perfilan una singular colección de personajes, armónicamente dispuestos en este frontal de 2 metros de ancho y de 1,40 metros de alto. La figura principal, dispuesta en el centro y rodeada por un óvalo o mandorla, es la Virgen con el Niño.
De cánones románicos, María sirve de trono al Niño Jesús que porta corona y bendice con la mano derecha mientras sostiene las Sagradas Escrituras con la izquierda. Los pies de la Virgen reposan sobre un artístico escabel y a ambos lados de su cabeza aparecen las letras alfa y omega. Debajo de ésta se sitúa la estrella de la Epifanía.
Llama la atención la representación del Tetramorfos rodeando a Madre e Hijo, pues lo habitual es que acompañen al Salvador. Se trata de los cuatro símbolos de los evangelistas: San Mateo un ángel, San Juan un águila, San Marcos un león alado y San Lucas, un toro.
A ambos lados se disponen simétricamente doce arcos que enmarcan otros tantos personajes. Son reconocibles los Tres Reyes Magos con sus ofrendas, 6 apóstoles entre los que se distingue a San Pedro con la llave del reino, un ángel, la Virgen y el rey donante. Entre las arcadas pueden verse relieves de edificaciones que representan la Jerusalén Celestial.
Se puede apreciar la gran maestría con que se individualizan los rasgos y ropajes de cada figura. Los pliegues dorados de las túnicas combinan a la perfección con las gamas de añiles, verdes y algunos toques de blanco, negro y rojo. Resulta asimismo llamativo el cincelado de las cabezas y pies de todos los personajes.
La ausencia de algún medallón y pequeños tramos de arquería recuerdan que en 1979 Erik «el Belga», ladrón de arte internacional, robó un importante número de piezas de esta excepcional obra, que afortunadamente, con el paso de los años, se han recuperado en su práctica totalidad.
Desde que hay constancia de la existencia de esta pieza, sólo ha salido del Santuario en tres ocasiones: en 1765 para ser limpiado en Pamplona (según reza la inscripción del mismo retablo), en 1979 por robo perpetrado por Erik «El belga» , y en 2006 para ser exhibido temporalmente en una exposición en Pamplona.
Fuente de los datos: Gobierno de Navarra y elaboración propia