Caballeros, damas, bufones, nobles y clérigos se reunirán el próximo 27 de enero en la iglesia de Santa María de la localidad navarra de Tafalla, en la Zona Media, para participar en una vistosa ceremonia que tiene su origen en la Edad Media. Se trata del Rey de la Faba, una costumbre instaurada en Navarra por la corte de los Teobaldos.
El día de La Epifanía, el rey invitaba a los niños más necesitados a comer un rosco y aquél que encontraba un haba en su porción era proclamado soberano por un día. La tradición fue recuperada por la sociedad pamplonesa Muthiko Alaiak, que desde 1964 organiza esta fiesta de manera itinerante por toda la Comunidad.
Al grito de «real, real, real», una niña de Tafalla de 11 años, de origen boliviano, será alzada sobre el pavés o escudo de la iglesia de Santa María y proclamada Reina de la Faba. La ceremonia, que comenzará a las seis de la tarde del sábado 27 de enero, seguirá el ritual empleado siglos atrás para coronar a los reyes navarros.
Juglares, damas, nobles, clérigos y toda una auténtica corte medieval compuesta por los compañeros de clase de la reina serán los primeros en entrar a la iglesia.
Seguidamente, la soberana llegará acompañada de doña Blanca de Navarra y del Príncipe de Viana. Durante el acto, los asistentes jurarán los Fueros y pedirán a la reina que prometa «goardar et defender el regno a nuestro poder», antes de ser bendecida y recibir los atributos reales para ser designada monarca.
La elección del niño rey o de la niña reina tiene lugar unas semanas antes de la fiesta, normalmente en el salón de plenos del ayuntamiento anfitrión. En 2017, los participantes en el sorteo fueron alumnos de las escuelas de Lodosa. Fiel a la tradición, los chavales eligieron su porción del rosco y al poco teiempo ya habían encontrado el haba, una pequeña figura oculta bajo la guinda de su ración. Además de participar en la ceremonia de entronización, la estudiante recibió varios regalos y un pañuelo de la peña Muthiko Alaiak.
La organización de este evento corrió a cargo de la peña Muthiko Alaiak, la Asociación Rey de la Faba y el Ayuntamiento de Lodosa.
Una fiesta de origen medieval
La celebración del Rey de la Faba en Navarra se remonta a la Edad Media y se cree que fue introducida por la refinada corte de los Teobaldos, procedentes de la región francesa de Champaña.
Los reyes navarros acostumbraban a ofrecer el día de La Epifanía (celebración de los Reyes Magos) una comida entre los niños más necesitados. Todos los asistentes recibían una porción de rosco, en el que previamente se había introducido un haba. Aquel niño que encontraba el haba en su ración era proclamado monarca por un día. Entre 1381 y 1439 se coronaron Reyes de la Faba en localidades como Pamplona, Sangüesa, Puente la Reina, Tafalla, Estella, Olite o Tudela. La fiesta se desarrollaba siempre en el lugar donde estuviera el soberano y, en su ausencia, la soberana.
La historia moderna del Rey de la Faba comienza en 1920. Aquel año, la fiesta tuvo lugar en el Círculo Carlista de la plaza del Castillo de Pamplona y fue nombrado rey el hijo de un socio necesitado. Posteriormente, se hizo cargo del evento la sociedad pamplonesa Muthiko Alaiak que contó con el patrocinio, hasta su desaparición, de la Real Cofradía del Gallico de San Cernin.
En aquellas primeras ediciones del siglo XX, se elegía a un niño de la Casa de la Misericordia que hubiera tenido buena conducta y que realmente lo necesitara.
Con la intención de dar mayor realce a la fiesta, en 1964 la sociedad Muthiko Alaiak decidió llevar la fiesta por distintos pueblos de Navarra, tal y como se hacía 600 años atrás. Desde entonces, el Rey de la Faba se ha convertido en una tradición itinerante muy apreciada por los niños y niñas de la Comunidad. Aunque en su origen la celebración tenía lugar el día de La Epifanía, con los años se fue retrasando una o dos semanas y actualmente es la organización la que fija la fecha según convenga.