Día de la zorra de Mendigorría
Cada 7 de diciembre, Mendigorría celebra esta curiosa tradición de nombre tan peculiar: el «Día de la Zorra«.
Una fiesta en la que los vecinos se reúnen para comer y beber, haciendo honor a una antigua costumbre que, tal vez, pocos recuerden ya y que tiene que ver con el pasado vinícola del pueblo.
Son dos las versiones que ‘justifican’ la fiesta, aunque ambas relacionadas con el vino.
Antiguamente, y cuando estaban preparados los nuevos vinos de la temporada, ya cercana la Navidad, los hombres iban de casa en casa por el pueblo probando los caldos en cada una de ellas para testar su calidad. De ahí que al cabo del día cogieran una “zorra” (borrachera) considerable.
Según otra versión, basada en una una vieja historia, la “zorra” era la excusa que, antaño, inventaban algunos hombres para “escaquearse” de sus mujeres y salir así a las tabernas para beber vino. Según recuerdan los vecinos, decían a sus esposas que se había visto a una zorra suelta por las calles del pueblo y su obligación era ir a cazarla.
De cualquier forma, este término tan llamativo que da nombre a la fiesta retrata el espíritu de la misma, que se convierte en un plan recomendable para el puente de diciembre.
El evento es una cita fija en el calendario para los vecinos de la localidad y de los pueblos cercanos, quienes acuden a las inmediaciones de la Plaza de la Verdura a disfrutar, además, de chistorra y castañas asadas, amenizados por la charanga de la localidad.
Esta fiesta se recuperó hace aproximadamente 15 años, de la mano de la Asociación de Mujeres Andión y el consistorio de la localidad. Además, en los últimos tiempos, también se ha sumado a su organización la Asociación de Jubilados de Mendigorría y la Apyma del colegio público Julián María Espinal.
Para completar tu día por esta zona de Navarra, te recomendamos que visites Puente la Reina, con su precioso puente, un pueblo importante del Camino de Santiago, muy cercano a Mendigorría. Sin olvidar la también muy cercana Estella, la bella ciudad del Ega, que «cuenta con toda clase de felicidades», según el peregrino medieval Aymeric Picaud.