Los Sanfermines, ¡la fiesta más grande del mundo!
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Del 6 al 14 de julio la palabra «fiesta» se escribe con mayúsculas en Pamplona. Llegan los Sanfermines.
Cuando el «chupinazo» estalla, la capital se transforma en una explosión de vida. Miles de personas de todo el mundo inundan la ciudad, que se tiñe de blanco y rojo, en una estética perfecta y única, emocionante.
La calle se convierte durante unos días en un derroche de fraternidad, alegría, música y fiesta ininterrumpida al compás de las charangas y las peñas.
Es la fiesta por excelencia, probablemente uno de nuestros iconos más internacionales, un reclamo turístico sin igual para la ciudad de Pamplona. Lo mejor de todo, que todavía no ha muerto de éxito.
Pese a que cada año son más quienes se animan a vivir en persona esta celebración, los sanfermines siguen manteniendo su esencia de tradición y arraigo. Las fiestas de San Fermín siguen siendo unas fiestas sin igual.
El Encierro es el único momento del día en el que la fiesta se contiene y la tensión invade el recorrido minutos antes de que los toros inicien su carrera tras los mozos. Un estallido de sensaciones culmina en la Plaza de Toros.
La fiesta continúa con el «caldico», el chocolate con churros, los Gigantes y Cabezudos, el aperitivo, la corrida de toros o los fuegos artificiales, que dan paso a la algarabía nocturna.
Más sobre el encierro y los toros en Sanfermines...Pero los Sanfermines son mucho más que toros. Es fiesta permanente en la calles, para chicos y grandes. Y es una sucesión de emotivos momentos, los ‘momenticos’ en boca de los locales, que hacen de las fiestas de San Fermín una experiencia sin duda memorable, no importa cuántas veces la hayas vivido.
El chupinazo, la procesión, los gigantes, las mulillas… todos ellos ‘momenticos’ de importancia e interés.
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Y tras la fiesta… llega la calma. Después de conocer estas universales fiestas, qué mejor manera de disfrutar de ese merecido descanso que acercándose a alguna de las zonas más acogedoras de la geografía navarra.
Relájate en los verdes Pirineos navarros, pasea por los frondosos bosques de robles y hayas o báñate en el río. Si lo prefieres, acércate al sur para disfrutar del calor de sus gentes, de los platos de la huerta del Ebro y de las llanuras bajo un sol radiante.