El Bocal de Fontellas
El Bocal Real o, simplemente, el Bocal, es uno de los lugares más bellos y emblemáticos de la Ribera de Navarra, situado en la localidad de Fontellas. Un paraje que siempre ha estado muy cuidado y ha atraído durante años a multitud de visitantes que se acercan a este enclave a pasar el día.
El origen de este singular paraje lo encontramos en el siglo XVI, aunque no será hasta finales del siglo XVIII cuando se decida rodearlo de jardines y construir una presa que de comienzo al navegable Canal Imperial de Aragón, utilizando el agua del río Ebro, una importante vía de comunicación entre Tudela y Zaragoza en aquella época, y que serviría de transporte de viajeros y mercancías antes de la popularización del ferrocarril.
Un poco de historia…
Las crónicas cuentan que, en el año 1528, Carlos V, emperador de Alemania y rey de España, mandó construir en el lugar una presa, que estaba previsto derivara en un canal llamado Acequia Imperial.
Junto a ella se construyó una casa de compuertas y una vivienda para el gobernador del canal, el Palacio de Carlos V. Todo ello fue ideado por el arquitecto aragonés Gil de Morlanés.
La acequia no entró en funcionamiento, pero más adelante Carlos III pensó en crear el Canal Imperial de Aragón (concluido en 1790), un canal navegable que lleva las aguas desde El Bocal hasta Zaragoza. Y lo consiguió gracias a la construcción de una nueva presa, realizada por el holandés Cornelius Krayenhof y supervisada por el aragonés Ramón de Pignatelli, de quien tomó el nombre.
Incluso se pensó en un proyecto más ambicioso, de manos del arquitecto vizcaíno Santos Ochandátegui, para conectar el Mediterráneo con el Cantábrico, proyecto que se descartó, sobre todo por la llegada del ferrocarril.
El Bocal hoy
Antes de su reforma y poco después de construir la presa del siglo XVI que daría comienzo al Canal Imperial de Aragón, se edificó la que entonces era la casa del gobernador del canal, edificio denominado ‘Palacio de Carlos V’, del que podemos disfrutar a la entrada de este magnífico lugar.
Este Palacio es el comienzo de un paseo rodeado de árboles que lleva hasta el final de El Bocal, un lugar y un paseo perfecto para disfrutar de un día al aire libre.
Nada más comenzar este paseo nos encontramos con el ‘Laberinto Carlos’, un entretenido laberinto de más de 1700 metros cuadrados construido con setos, perfecto para los más pequeños. Es un lugar emblemático, pues desde los años 80 del siglo pasado en que fue levantado, varias generaciones de niños han disfrutado de su intrincado recorrido.
Siguiendo el precioso paseo arbolado terminamos por llegar al poblado del Bocal y a la Casa de Compuertas edificada junto a la Presa.
En el poblado residían en la época los trabajadores y técnicos de la presa, que ejercían su labor en la Casa de Compuertas, un edificio que, a pesar de estar dedicado a desarrollar un trabajo dentro de él, es digno de admirar cuando visitamos el Bocal.
También en el poblado se podía encontrar una posada ideada para los viajeros que utilizaban el Canal Imperial de Aragón.
Otro lugar que merece la pena visitar en el Bocal es la capilla neoclásica que se construyó en honor a San Carlos de Borromeo.
Además, como Monumento Natural en este paseo nos encontramos el viejo roble de el Bocal que, con más de 30 metros de altura, lo más probable es que fuera plantado en el inicio de las obras para la Acequia que serviría de cimiento para el Canal Imperial de Aragón. Así, llegamos a la conclusión de que este Monumento Natural tiene unos 500 años de antigüedad.
El Bocal es un lugar de obligada visita, pues en él encontramos un lugar perfecto para disfrutar de un día al aire libre.
(Fotos: Miguel Ángel García / Flickr)