El Castillo de Olite
El Palacio Real de Olite, corte de los Reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla (1512), más conocido como Castillo de Olite, es uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa. Fue uno de los castillos medievales más lujosos de Europa.
Así, un viajero alemán del siglo XV escribió en su diario, que hoy se conserva en el British Museum de Londres:
«Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas».
Hoy en día, este fascinante castillo sigue conservando su porte y elegancia de antaño.
La construcción del Castillo de Olite presenta un airoso perfil, como consecuencia de diferentes etapas constructivas, que se adaptan a las fortificaciones existentes.
Contemplando su majestuoso perfil y la elegancia de sus caprichosas torres, no resulta difícil trasladarse al medievo e imaginar cómo era la vida cortesana en un palacio que contaba con ricas decoraciones, exóticos jardines e incluso un zoológico.
En él se celebraban justas y torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros. Olite rememora aquel pasado, en el que llegó a ser la sede de la Corte en tiempos de Carlos III el Noble, durante sus Fiestas Medievales.
Uno de sus principales encantos del castillo de Olite es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reformas que se sucedieron durante siglos, aunque la mayor parte de las obras se realizaron entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV.
El entonces rey de Navarra, Carlos III «el Noble», decidió convertir el palacio existente en sede real permanente y dotarla de todo el ornamento propio de éstas.
El Palacio Real de Olite es la prueba del esplendor cortesano que durante la Edad Media vivió la ciudad de Olite, histórica localidad situada en la Zona Media de Navarra, a 42 kilómetros al sur de Pamplona.
Declarado Monumento Nacional en el año 1925, ocupa un tercio del casco urbano medieval y está considerado como uno de los conjuntos civiles góticos más interesantes de Europa.
Un poco de historia
Emplazado sobre restos de una antigua fortaleza romana, el castillo de Olite sufrió diversas transformaciones durante los siglos XIII-XIV. Esta parte es la que se conoce como Palacio Viejo y la que actualmente acoge el Parador Nacional de Turismo «Príncipe de Viana». De ese antiguo edificio se conservan los muros exteriores y las torres. En su fachada destacan los ventanales góticos, la puerta principal renacentista y la torre de la Atalaya.
Pero su gran desarrollo fue impulsado desde principios del s. XV por el rey Carlos III el Noble, que para tal fin atrajo a su corte a numerosos maestros peninsulares y europeos. El Palacio nuevo se edificó en estilo gótico civil francés. Y es que el Rey, nacido en Nantes, procedía de una importante dinastía de la nobleza francesa, cuya influencia le hizo desarrollar su imaginación y buen gusto en el Palacio de Olite, que convirtió en su palacio predilecto.
Tras la invasión de Navarra a principios del siglo XVI por parte de Castilla, el estado de abandono en el que quedó inmerso el palacio hizo que éste fuera deteriorándose progresivamente. El palacio quedó parcialmente destruido en un pavoroso incendio provocado en 1813 por el general Espoz y Mina, para evitar que los franceses se hiciesen fuertes en el castillo en su retirada.
Su aspecto actual es fruto de una cuidadosa restauración acometida en 1937 que ha intentado devolverle el aspecto primitivo.
El Castillo
Se caracteriza por grandes muros de piedra que describen un perímetro de entrantes y salientes, y torretas circulares con cubiertas de pizarra que se levantan en las esquinas.
El conjunto formado por sus estancias, jardines y fosos, rodeados por las altas murallas y rematados por las numerosas torres, le confieren una espectacular y mágica silueta. En su época, llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa. En él podremos diferenciar claramente dos recintos: el Palacio Viejo, convertido en Parador Nacional de Turismo, y el Palacio Nuevo, lo que hoy conocemos como castillo de Olite.
Un amplio patio da acceso al interior del recinto, que puedes visitar acompañado de un guía. Junto a este patio, antiguo jardín de los toronjales, se hallan otros dos llamados de la «Pajarera» y de la «Morera». En este último existe una morera de varios siglos declarada Monumento Natural.
Detrás se encuentra el núcleo central del Palacio Nuevo, en cuyo piso noble se conservan las cámaras del Rey, con amplios ventanales abocinados, y de la Reina. Desde la primera cámara se accede a la Galería del Rey, mientras que la cámara de la Reina comunica con un pequeño patio llamado del «Naranjo» o «jardín de la Reina«.
Sobre el núcleo central que alberga las cámaras se alza la silueta de las distintas torres almenadas. La más alta y espectacular es la torre del «Homenaje», mientras que la más caprichosa es la de las «Tres Coronas». Desde la torre de los «Cuatro Vientos» los reyes seguían los torneos. Ahora no podrás ver torneos, pero sí disfrutarás de una bella panorámica.
En la zona más sombría del palacio encontrarás el pozo del hielo, cuya tapadera recuerda a una enorme cáscara de huevo. En él se guardaban capas de nieve para conservar los alimentos, y de ahí que se conozca como «la nevera».
Durante tu visita no olvides el lujo que rodeaba a este palacio. Contaba con exóticos jardines, algunos suspendidos a casi 20 metros de altura y un pequeño parque zoológico con leonera que se hallaba en los desaparecidos Jardines o Huertos del Rey, al este del actual Palacio.
Además sus paredes estaban ricamente decoradas con azulejos, yeserías y techos de madera tallada. Tras el incendio, sólo permanece la decoración de la conocida como Cámara de los Yesos.
El castillo de Olite fue escenario de juegos como la pelota y la raqueta y, en ocasiones especiales, se celebraban justas y torneos, como los organizados durante la boda de la princesa borgoñona Agnes de Clèves y el Príncipe de Viana, hijo de Carlos III. Otra diversión muy arraigada fueron las corridas de toros.
Si quieres saber más, te invitamos a descubrir algunas curiosidades del castillo de Olite.
Y además del Palacio…
En la plaza que sirve de antesala al castillo, a través de unas escaleras de caracol, accederemos a las galerías medievales en las que existe un exposición sobre la vida de la corte de Carlos III el Noble.
La visita al palacio puede completarse con la iglesia gótica de Santa María y la románica de San Pedro, dotada de claustro y airosa torre gótica rematada por aguja, que rivaliza con las que animan el perfil del Palacio.
Asimismo podrás conocer el recinto amurallado romano más completo y mejor conservado de Navarra, si recorres sus murallas defensivas. Callejea sin prisa, recorre sus rúas y como colofón, disfruta en la mesa de las especialidades de la zona regadas por los afamados vinos de Olite, que ostentan la Denominación de Origen Navarra.
No te olvides de visitar el Museo del Vino de Navarra, que tiene su sede en esta localidad.
Y si deseas retroceder a la Edad Media en Olite, nada mejor que acercarse durante las Fiestas Medievales, que se celebran en el mes de agosto a lo largo de tres días. En la trasera del palacio tiene lugar también en el verano parte del programa del Festival de Teatro Clásico de Olite.
Precios, horarios y visitas guiadas
- Horarios: abierto todos los días de 10:00 a 18:00. Última entrada media hora antes del cierre.
- Precio entrada: 3,50 € – 2€ reducida.
- Visita guiada: Precio visita: 4,90 € (3.50€ para mayores de 65 años, niños entre 6 y 13 años y carné joven)
Venta de entradas en taquilla o a través de la web www.guiartenavarra.com
Fuente de los datos: Gobierno de Navarra y elaboración propia