Valle de Ultzama, un valle idílico
¿En qué lugar puedes a la vez hacer senderismo, perderte en un bosque milenario, jugar al golf entre robles, montar a caballo o degustar una típica cuajada…?
En un valle ondulado cuyos infinitos tonos verdes aportan mil matices a sus prados y bosques; en un valle en el que los pinceles han trazado con cuidado y delicadeza pequeños pueblos de grandes caseríos y amplias balconadas repletas de flores.
Es el valle de Ultzama, un tranquilo rincón de Navarra que seduce por sus paisajes y convence a través de su espléndida cocina, donde las carnes y las setas son las protagonistas.
El valle de Ultzama, cuya capital es Larraintzar, se sitúa al noroeste de Navarra a 25 kilómetros de Pamplona. Se trata de un valle idílico de verdes prados, rodeado de bosques de robles y hayas y salpicado de pequeños pueblos de estética muy cuidada.
Cualquiera de los 15 pueblos que componen el valle de Ultzama merecen la pena una visita. Recórrelos con calma y fíjate en las grandes casas de piedra con cubierta a dos aguas, en sus puertas de medio punto, en los grandes aleros y en las amplias balconadas a lo largo de la fachada. Te encantará su deliciosa arquitectura tradicional.
Pueblos y lugares del valle de Ultzama
Todas las localidades merecerían una visita, pero si el tiempo apremia, desde Eltso-Gerendiain y Guelbenzu disfrutarás de unas bellas panorámicas del valle de Ultzama y Basaburua, de las Malloas o de la Sierra de Aralar.
Con más calma, no te pierdas las casas blasonadas de Zenotz y Eltso-Gerendiain o un paseo por los cascos urbanos de Eltzaburu y Arraitz.
Disfruta de la plaza abierta hacia la iglesia del caserío de Ilarregi, la perspectiva que ofrece la calle de Iraitzoz y el hermoso conjunto que forman las viviendas alineadas a los lados de un arroyo en Auza.
En las inmediaciones de esta localidad, en dirección a Eltzaburu, hallarás una pista que conduce hasta la Yeguada de la Ultzama, 120 hectáreas dedicadas a la cría de pura sangres de carreras.
El valle posee interesantes muestras artísticas como la iglesia de Urritzola-Galain, las tallas marianas de Belate en Alkotz o las pilas bautismales de Ilarregi y Larraintzar.
En resumen, el valle de Ultzama es un entorno idílico que ofrece una actividad especial para cualquier estación: descansar junto al fuego en los meses fríos de invierno, descubrir la vida que bulle en primavera, pasear por los numerosos senderos en los templados meses de verano o disfrutar de la paleta de colores que regala el otoño.
El bosque de Orgi
Quien visita el valle de Ultzama, no debe perderse un relajante paseo por el bosque de Orgi, situado al sur del valle, junto a la carretera de Lizaso hacia Eltso-Gerendiain.
Orgi es un bosque milenario de 80 hectáreas, única muestra de lo que fueron los primitivos robledales que ocupaban los valles húmedos del norte de Navarra.
Por su gran diversidad fue declarado Área Natural Recreativa. Alberga ejemplares centenarios de robles pedunculados y un tupido sotomonte de acebo, saúco negro y espino, así como una variada avifauna menor.
El visitante dispone de tres paseos naturalísticos con paneles informativos que suman 2,2 km para disfrutar de este entorno natural, en el que disfrutarán tanto los mayores como los más chicos.
Como también podrás aprender y disfrutar en la Granja Escuela Ultzama, en Lizaso, muy cerca del robledal de Orgi, dedicada a rescatar y divulgar las costumbres, cultura, forma de vida, métodos de agricultura y ganadería, y la etnología en general del Valle de Ultzama. Una visita muy atractiva, sobre todo para los más pequeños.
Parque Micológico del Valle de Ultzama
Se trata de un proyecto pionero que pretende regular la masificación y evitar los abusos en la recolección de setas y hongos de este fructífero valle (5.800 hectáreas). Los aficionados a esta actividad deberán contar con un permiso de recolección, cuya cuota asciende a 5€, para la recogida de un máximo de 8 kilos de setas u hongos.
El parque micológico del valle de Ultzama dispone además de un punto de información en Alkotz, en el que se ofrecen amplias explicaciones sobre las numerosas especies comestibles de la zona y se aclaran dudas sobre los frutos recogidos. Consigue tu permiso.
Actividades deportivas
El paseo por el interior del bosque de Orgi se completa con otros tres senderos que comunican el robledal con el resto del valle: Orgi (8,4 km y peatonal); Amati (10,5 km y peatonal); y Gurbil (18 km peatonal y para bicicletas).
Además del senderismo, puedes realizar excursiones a caballo en Auza o disfrutar del Club de Golf de la Ulzama en Eltso-Gerendiain.
Fue ideado por el arquitecto Javier Arana, el más afamado diseñador de campos de golf de España. La principal característica del circuito es la presencia constante de robles que ponen a prueba la pericia de los jugadores.
También puedes disfrutar de este deporte, en otra de sus modalidades, en el Centro de Golf de Lizaso, un recoleto campo de pitch & putt, que hará las delicias de los aficionados a esta modalidad, tanto por su recorrido como por el paisajes que acompaña al golfista.
El puerto de Belate
El norte del valle de Ultzama lo marca el puerto de Belate, fronterizo con el valle de Baztán.
Belate ha sido un importante nudo de comunicación desde tiempos inmemoriables. Por aquí pasaba el antiguo camino medieval que unía Pamplona con Bayona y una de las vías del Camino de Santiago.
Dan fe de ello los restos de esta antigua calzada utilizada por los peregrinos, las ruinas de la ermita de Santiago, del siglo XII, o el restaurado monasterio-hospital de Santa María de Belate, del que existe referencia documental ya en el año 1165.
Desde Belate parten algunas de las más atractivas rutas de la montaña navarra hacia las cimas de Gartzaga, Saioa y Adi.
Fiestas y gastronomía en la Ultzama
El primer domingo de junio, se celebra en Iraitzoz la romería a la ermita de Santa Lucía ubicada en la cima del monte Arañotz, en cuyas campas los asistentes se desperdigan para preparar la comida y pasar una plácida tarde.
La gastronomía del Valle de Ultzama es conocido y muy apreciada por ser de carácter marcadamente tradicional, con productos de primera calidad, procedentes directamente de la zona.
Así que, para culminar una vista al valle, nada mejor que degustar sus afamadas carnes, las apreciadas setas, la miel artesana y el plato típico de la zona: la cuajada, elaborada con leche de oveja sobre la que se vierte una piedra al rojo vivo para conferirle su peculiar sabor tostado. Este rico postre se puede servir en el kaiku, recipiente de madera utilizado también para ordeñar y cocer la leche.
De hecho, la cuajada es el postre típico de la zona, que puede degustarse en todos los restaurantes y posadas del valle.