Mausoleo de Julián Gayarre, Roncal
El Mausoleo de Julián Gayarre se encuentra en Roncal, localidad de los Pirineos de Navarra situada a 88 kilómetros de Pamplona. El conjunto escultórico nos retrotrae a la época gloriosa del cantante navarro y del escultor valenciano que lo creó, Mariano Benlliure.
El mausoleo fue expuesto en la Exposición Universal de París de 1900, donde resultó premiado con la Medalla de Honor de Escultura. No es de extrañar que la reina regente María Cristina quisiera instalarlo junto al Teatro Real de Madrid, pero la familia del tenor se negó y es el gran protagonista del pequeño cementerio de Roncal, a ochocientos metros del pueblo que vio nacer al gran Gayarre.
En Roncal, un lugar de visita obligada es el Mausoleo donde descansan los restos mortales del tenor Julián Gayarre. Una carretera parte desde el Ayuntamiento de la villa y que deja atrás el amplio frontón descubierto y las escuelas -regalos ambos del tenor a sus paisanos- le acerca en menos de un kilómetro al tranquilo cementerio del pueblo, en cuyo interior destaca el restaurado Mausoleo.
El conjunto escultórico, firmado por el prestigioso artista valenciano Mariano Benlliure, se colocó en el campo santo de la villa pirenaica en el año 1901, once años después de la muerte del tenor. El monumento funerario, construido en mármol blanco y bronce, se levanta sobre cuatro gradas y consta de un sarcófago de mármol decorado en sus frentes por niños, realizados en relieve muy plano y que están cantando libretos de las óperas más célebres interpretadas por Gayarre.
En un lateral del sepulcro, se recuesta en actitud abandonada una figura femenina de bronce con laúd, que oculta el rostro desconsolado, en una clara alegoría de la Música. La carga simbólica del mausoleo se completa con otras dos figuras de bronce; la Armonía y la Melodía, que se apoyan inestables en la losa del sepulcro, alcanzando con sus manos el ataúd de bronce. Sobre él, la figura de la Fama se inclina queriendo escuchar la última nota de la voz del tenor, ya enmudecida para siempre.
El cementerio de Roncal permanece habitualmente cerrado al público, pero la vista del mausoleo desde el exterior bien merece una visita, así como la Casa Museo dedicada al inmortal tenor.